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A las 6 y pico

INCONGRUENCIAS

INCONGRUENCIAS

Se suele decir que del amor al odio sólo hay un paso. Y yo digo que del despilfarro a la austeridad sólo basta con un traspié en la economía de un país, de un pueblo o de una familia. Sí, ya sé que habrá quien esté pensando que ando divagando por los “Cerros de Úbeda”. Pero a lo que iba.

Cuando parece ser que todo el mundo se lamenta de todo, hemos pasado de la cultura del botijo y el porrón con tintorro y gaseosa, a la incultura del botellón, del cubata, y de otras bebidas blancas de alto contenido en alcohol.

Ya ha quedado atrás la España de la palangana y el chapuzón en el río o la ducha, para pasar al baño con jabones y perfumes exóticos, y harto seguido, al jacuzzi e hidromasaje. Pero como eso ya se ha quedado corto (no importa la distancia), ya se vuela a regiones caribeñas u otros mares, hasta ahora desconocidos para la gran mayoría de la gente, buscando las playas cálidas de arenas blancas.

Ha pasado a la historia la España de la bicicleta y el utilitario, para dar paso a “la” moto y al coche de gran cilindrada, y pese a que hacen más camino en menos tiempo, nos encontramos con que los atascos en las carreteras y ciudades, les obliga con frecuencia a caminar a paso de buey.

Hemos pasado de la tortilla de patatas, suculenta y dialogada, compartida el fin de semana bajo un árbol, para introducirnos en el restaurante, en la hamburguesería o el hostal, donde la palabra se enmudece y toma protagonismo el ruido de los parlantes y el vocerío de la masa.

Ya toman parte del reino de la nostalgia los guateques entre amigos, con la gramola o el tocadiscos, para adentrarnos en el oscuro mundo de las discotecas, con sus medios más sofisticados de luz, sonido e imagen, y donde nos podemos encontrar con el mismo diablo en forma de drogas y alcohol

¿Pero el ciudadano disfruta realmente gastando lo que no tiene, cuando los avisos de pagos y números rojos en la cuenta corriente es la antítesis de la felicidad?

Como se puede comprobar, sí que disfruta, porque la sociedad moderna no sufre por lo que gasta, aunque sea hipotecado, sino por lo que no tiene para gastar. La ley de oferta y demanda del mercado, bajo mensajes subliminales y engañosos, invitan al ciudadano a volverse los bolsillos del revés nada más pone los pies en la calle. Otra cosa es pasar de largo y no caer en la tentación, pero ahí tiene su parcela de poder la voluntad, una virtud en desudo, cuando no desconocida, en estos tiempos que corren.

Está en tus ojos

Está en tus ojos

La luz del alba , el sol de los ocasos, el agua de los ríos . Montañas esperando desde siempre , copos de nieve que se deshacen como el tiempo , una cortina azul , un mar de lágrimas . Las historias que no se han escrito todavía , las hojas que se olvidaron y yacen malogradas . El valor inmenso de lo que no me amaste , el precio infinito que pagué por quererte , un recuerdo imborrable grabado en arena , palabras que brillan por su ausencia , silencios tan presentes que desgarran . Espejos que devuelven amargura , pasados cargados de alegría , futuros preñados de esperanza . Cien mil adioses , ni un te quiero , el olor de la tierra tras la lluvia , algunos recuerdos que se escapan . La ciudad que nunca compartimos , la música que ahora me acompaña , un nombre , el aire que respiro , pelis viejas , aquel retrato mío que esbozabas . Montones de libros por leer , duchas calientes , domingos entre sábanas mojadas . El viento que empuja y el que frena , mil cafés , alguna caminata . Planes de besos , de abrazos , de viajes , de esperas , de risas , de mañanas . Mentiras que acarician como labios , verdades que hieren como espadas . Todo aquello que alguna vez he deseado , lo poco que he tenido , la añoranza . Lo mucho que daría por muy pocos , lo que fui , lo que soy -lo que dejaste- , el destino que espera hasta la náusea . Todo esto que digo y que es tan poco , está en tus ojos , aunque me den la espalda.

MARIA DE LAS MERCEDES (directamente del Infierno)

MARIA DE LAS MERCEDES (directamente del Infierno)

(A mi querida Momia pampera)

Su figura no era muy real del todo, ¿o quizás sí? Aunque con su aspecto, dejó de tratar diariamente con sus amigos de siempre, su estado era de felicidad absoluta… Al fin pudo ir a aquel lugar con el que ella había soñado desde niña. Contempló todos los rincones minuciosamente, y aspiró la esencia de cada uno de éllos, los ambientes de aquel paraje tan idílico e irreal. Desde aquel lago podía renacer todos los días, abriendo las cortinas brumosas para saludar al edificio del amor. Ese que fue construido por un Marajá loco de amor, para rememorar su historia con aquella belleza tan exótica.

Todos los días sus habitantes saludaban al fantasma de la bella mujer que descorría las cortinas de la confusión para dejar entrar la belleza.

Cada Septiembre

Cada Septiembre

En espera...

CATARATA DE AMOR

CATARATA DE AMOR

CATARATA DE AMOR

Cuando con tus ríos y tu boca,
en mí desembocadas,
Exhausta de besos, sobre el éxtasis.
Vapor blanco, sobre un cielo rojo
Como nieve de los naranjos
Te descuelgas. Me trepas.
Asaltas mi fortaleza indefensa.
Ya sólo pronuncio algo inacabado...
Ese beso, que reparto por todo tu cuerpo.
Ya mojado, entre la nieve y la noche
De ese campo, de tu alma, sobre la luna,
Sobre tu nombre. Catarata de Amor.
Azul de labios.

Dos angelitos

Dos angelitos

Una vez tuve un sueño extraño. Fue muy vívido, pero lo recuerdo tan lejano que siento como si hubiera sido en otra vida. Durante muchos años lo había borrado por completo de mi mente, pero ahora ha vuelto y no puedo sacármelo de la cabeza.
Vos y yo éramos dos angelitos en el cielo ¡Ja! ¡Qué tontería! Estábamos en una fila larguísima, en la que miles de angelitos como nosotras esperaban su turno. Sin embargo, avanzaba rápido. Recuerdo que a vos te tocó antes que a mí. Nos dijeron que seríamos niñas, y que nuestra sangre se mezclaba en algún punto del pasado. Una forma un poco rebuscada de decir que seríamos de la familia (nada era muy claro en ese lugar). Así que, antes de que bajaras, nos detuvimos un minuto a charlar. También nos habían dado un papelito doblado, que teníamos terminantemente prohibido mirar. Yo, obediente, hice lo que debía: guardé mi papel en el bolsillo del camisón y ni pensé en verlo, hasta que noté que vos lo estabas desdoblando.
-Yo lo miro- dijiste, encogiéndote de hombros.
-¡Pero eso no es lo que hay que hacer! Tenemos que entregárselo cerrado a la señora de negro que está en... - pero no me dejaste terminar y ya habías abierto tu papel. Te quedaste sorprendida al principio, después te reíste:
-¡Ah, bueno! Siendo así... ¡Menos mal que lo abrí!- y tus ojos brillaron de forma extraña. Entonces no aguanté la tentación y abrí el mío. Vos viste mi papel y yo el tuyo. Y nos miramos. Yo no sé qué cara habré puesto, pero la tuya me quedó grabada: no era de enojo ni mucho menos, era tu expresión pícara y despreocupada de siempre. Era evidente que sabías qué hacer.
En eso estábamos, cuando un señor de barba blanca se nos acercó muy enojado. Nos dijo que, apenas tocáramos la tierra, debíamos olvidar lo que habíamos leído y su significado. Pero vos me miraste de reojo, y supe que no tenías la menor intención de hacerle caso.
Y te tiraste para abajo.
-¡Nos vemos!- me gritaste desde el aire. No esperaste el transporte que debía bajarnos, te tiraste en caída libre y revoloteaste un buen rato usando tus enormes alas, dejándote llevar por el viento y haciendo cabriolas. Flotabas entre las nubes ligera como una pluma, riéndote y disfrutando a pleno del viaje. Yo sacudí la cabeza. No se suponía que bajáramos así. Esperé mi transporte con las alitas bien plegadas y bajé como dios manda.

Ahora que ya te has ido, este sueño está de vueta en mi memoria y puedo ver todo con claridad, especialmente lo que estaba escrito en tu papel. Sólo era un número: treinta y cinco.
Y el mío... el mío... si yo también me hubiera acordado de él... si no lo hubiera olvidado todo apenas toqué la tierra... .

Esto es una sonrisa

Esto es una sonrisa

Tus ojos van abriendo agujeros como un cañón.
Decías, como la luna, que no era tan solo estar solo
mientras te pones los calcetines desfilan dos minutos
y no es tan solo estar solo
Pega un salto a mi silencio
```````````````````````````y sonríe
````````````````````````````````````y di
````````````````````````````````````````las cuesta arriba se acabaran durmiendo
O no saltes
```````````````````````````ni sonrías
`````````````````````````````````````ni digas
`````````````````````````````````````````````y acabes muerta sobre cualquier momento

````````````````````````````````````````````Me gustaría besarte

Te juro por mis muertos que tu sonrisa pega zarpazos
A ti no te queda tiempo pero parece que todo vuelva a ser
como cuando se te hacia de noche
y tenias en la mano
`````````````````````````````````una fiesta
```````````````````````````````````````````una fantasia
```````````````````````````````````````````````````````y una carroza de estrellas
Y al despertar
`````````````````````````````````vasos sucios
`````````````````````````````````````````````una realidad
`````````````````````````````````````````````````````````y una caja de zapatos

``````````````````````````````````````````````Aun me gustaría besarte

Luego hubo un silencio embarazoso
como cuando la mañana te sorprende drogado
como cuando sólo has hablado un minuto en toda tu vida
y no recuerdas de qué has hablado.

SOBRE LA HIERBA

SOBRE LA HIERBA

SOBRE LA HIERBA

-Respira, la vida nos asiste-
Vino el viento a decirte.
Por si acaso el amor te habla,
te pregunta si existes. Si existimos.
Si te asalta y rellena tus huesos
de ocre o de blanco. De silencios
ganados a las noches sin habla.
Por si acaso, te habla y resbala
su mano sobre el perímetro
de tu alma, por si muriéramos sin epicentro,
descalzos, o entre raíces, con los huesos hundidos
de tanto amarnos.
Por si acaso, háblale tú al amor
de nosotros. Que nos deje en solitario
o desahuciados. ¡Que no venga a por nosotros!
Ya asaltaremos su fortaleza.
Tú y yo, aquí, tendidos sobre la hierba.

Pongo tu mano sobre mi mano,
Sobre tu pecho.
Fuego en ti, presencia.
Jardín de transparencias sobre tu piel blanca.
Y espero a que tu savia me llene.
Me lleve. Me arrastre.
Y a mirada descubierta me fijo en tu rostro
como se anega.
Mientras voy hacia ti, mujer, destello.
Noche sin reposo.
Porque es hora de amar, de nacer de nuevo.
De girarnos hacia el horizonte que nos lleva.
Sobre este viento que nos recoge.
Aquí sobre esta flecha intangible,
Sobre el círculo de tus besos.
En la ciudad de tus pupilas.
En el universo que nos sostiene.
Sobre la hierba.

LA DESNUDEZ

LA DESNUDEZ

LA DESNUDEZ

Sobre este espejo, desnuda, te ves.
Me ves. Nos vemos y sentimos la oscuridad
como tan necesaria nos acaricia.
Unas veces tan deprisa, como ansia velada.
Otras del revés. Desde los pies a la cabeza.
Y nos detiene el corazón. ¡Ya está!
Somos dos. Tú y yo en el capricho del amor.
Y compartimos esa imagen
cóncava y convexa
mientras la piel nos atraviesa.
Y se nos enreda sin querer buscar la salida.
Allí está, pero ya ciegos nos devolvemos
la mirada. ¿Cuánto tiempo nos queda?
¿Nos sangrará? ¿Nos seguirá marcando el compás?
Sólo seis besos más, sin dolor.
Uno, dos, tres… De los pies a la cabeza.
Cuatro, cinco y seis… En pechos, sin conciencia.
La felicidad viene detrás, empujando. Muy cerca ya.
Resiste. Resistimos.
Ama. Nos amamos.
Ya.
Y ya, muertos de amor volvemos.
Volveremos a empezar.
Aguanta. Aguantamos.
Ama y nos amamos.
Ya fuera del espejo, del agua.
Para que te sientan mis palabras.
Mis besos inacabados.
Ya desnudo, con mi alma entre tus labios.
Ya cárcel de tu cuerpo desnudo.
Ya liberados. Como pájaros que fuimos.

LA NUEVA SOCIEDAD ( Una de política)

LA NUEVA SOCIEDAD  ( Una de política)

Es cierto que el discurso de las políticas conservadoras, sin abandonar su fundamento doctrinario, se han visto obligadas por mor de las reglas que impone la democracia a alejarse de sus postulados cafres de señores y siervos, logrando así situarse en la posición de lo que llaman “centro”, sin dejar por eso de representar y colaborar con el poder económico, lo cual no viene a ser otra cosa que la implantación de un sistema consumista abanderado por dichas políticas y por el gran capital. Es decir, las directrices que rigen a cualquier entidad política basada en esa filosofía, está enfocada pensando siempre en complacer a los ricos, mientras que a las clases bajas las confunde y divide recurriendo al fogonazo subliminal de la trampa y la demagogia, hasta el punto que la misma clase trabajadora ha terminado por asumirlo como algo normal. Entre tanto, las izquierdas parecen estar maniatadas o desarrollan con cierto complejo sus programas encaminados a despertar la conciencia del trabajador. También los sindicatos, al socaire de concubinatos amorosos con la patronal y los gobiernos de turno, han bajado su nivel de presión social y han puesto sordina a sus demandas. Por otro lado, ningún organismo oficial internacional se implica seriamente para corregir los atropellos sociales que se vienen produciendo en el mundo, y potenciar así los más elementales derechos del ser humano; entre otras razones, porque ya se han encargado los países más ricos de impedir que éstos organismos (entre ellos la ONU) tengan poder ejecutivo. Las izquierdas de todo el mundo, lejos de unificarse en la lucha sin fisuras para seguir ahondando en sus reivindicaciones se han fragmentado, cuando no derechizado, dando paso a una política cargada de ambigüedad que, no pocas veces, viene a representar la afrenta de sus propias siglas. Así pues, con la democracia y el progreso hemos conseguido que las derechas asuman conductas más civilizadas, aunque no por eso menos interesadas y cavernarias. Pero es que las izquierdas, a la hora de hacer política, en cuanto a justicia social se refiere, ya no tienen como referente a las clases más desfavorecidas, ni tampoco hacen políticas basadas en esa filosofía, sino que piensan, se comportan y actúan, llevados por la corriente que las derechas han terminado por imponer en el mundo.
Goreño

Éxtasis de un beso

Te vi hace dos meses por última vez, seguías igual de preciosa, las vacaciones de verano te habían sentado muy bien dándole un bonito moreno a tu piel. Gracias a tu piel, tus verdes ojos hacían un buen contraste con ella y con tu largo y rizado pelo azabache, llevabas puesto un vestido con motivos florales, era un vestido veraniego, con dos pequeños volantes acariciando tus rodillas, escoltándolas al andar y bajo tus largas y delgadas piernas calzabas unos zapatos de tacón dignos de un equilibrista.
Andabas con decisión hacia mí por aquel callejón de la judería de Sevilla, yo iba hacia ti con terror, anhelándote. Tras lo que me pareció un siglo, nos acercamos sin siquiera saludarnos, y nos besamos, nos abrazamos juntando nuestros cuerpos, mi cuerpo con tu magnífico ser, al tuyo se le adivinaban todas sus curvas a través del vestido. Nos apoyamos en una pared, junto a la hostería del laurel, el alma de Don Juan Tenorio nos miraba a través de una ventana con envidia, un torbellino de niebla y placer nos levantó de tierra y girando sobre nosotros mismos aparecimos tumbados en el patio del Archivo de Indias, el cual tiene como replica al del Escorial, en el patio retozamos sobre el frío suelo calentándolo con nuestra hirviente sangre y sudor, junto a aquel infinito beso nuestras nerviosas manos exploraban al otro, tocando todos nuestros rincones, en pleno éxtasis despegamos, y como una paloma, nos posamos a los pies del Giraldillo, que se movía como buena veleta y nos tapaba del aire y nos bañaba con rayos de luna. Amándonos, incluso llorando de alegría y placer, comenzamos a caer catedral abajo lentamente, sin despegarnos, pero nuestras prendas se despegaban de nuestros cuerpos, hasta que caímos en un olvidado banco de la avenida Republica Argentina.
Nos despertamos con el frío amanecer, estábamos desaliñados, no recordaba cómo llegamos allí, alguien afirmó un día que el amor es una droga. Una vez despiertos, ella se separó de mí y comenzó a arreglar su vestido, y yo la imité. Inmediatamente después ella comenzó a andar hacia el puente para cruzarlo e irse, yo, corrí detrás suyo, la llamé y ella se volvió al pie del puente, me acerqué y le pregunte que por qué se iba, ella me dijo que tenía que irse, yo le pregunté por qué no me lo había dicho, y le dije que la amaba con locura, ella, me dio apenas un beso casi rozando mis labios, dijo adiós, y se fue. Entonces comprendí que nunca mas la vería, con melancolía, odio, amor, tristeza, y ganas de morir por ella, me introducí en un olvidado y oscuro callejón, para no volver a salir de a la ciudad y refugiarme en algún mundo de añoranza y amor…

CONTINUACIÓN DE KNOCKING ON HEAVEN´S DOOR

CONTINUACIÓN DE KNOCKING ON HEAVEN´S DOOR

Cara que se le queda al personal de tierra al toparse con este tipo de pasajeros

d) El pasajero tonto:

Este tipo de pasajero es el típico que no se entera de nada, le tienes que decir cinco veces aquello de que en puerta de embarque se le volverá a pedir el carnet ("¿quéee?, ¿quéee?); te pregunta los porqués de todo, intenta que le cuelen 15 kgs como equipaje de mano, cuando está terminantemente prohibido por su peligrosidad (si se le llegara a caer a alguien en la cabeza allá arriba en el avión...). Llevan botellas de vino en el equipaje que facturan (tampoco se puede) y no comprenden que se las hagas sacar. Te hacen mil preguntas ("¿a qué hora sale el avión?", "¿y no lleva retraso?", "¿por dónde se embarca?", "¿a qué hora llegaremos a destino?", etc...), al tiempo que intentas concentrarte en facturarle correctamente, de manera que retrasan al máximo la dichosa facturación.

Yo diría que en realidad, la falta más grave, o la señal que mejor pueda identificar al pasajero tonto, es el hecho de que se confunda de mostrador a la hora de ir a facturar.

Resulta que en un aeropuerto pequeñp, como pueda ser el de mi isla, cada mostrador viene acompañado de una pantalla o monitor, situada en la parte superior del mismo, en la que, aparecen bien claritos los siguiente datos:

- Compañía con la que vuela
- nº de vuelo
- Destino
- Hora de salida del vuelo

A parte de todo, hay que decir que entre la larga hilera de mostradores de las diferentes compañías, se encuentran dos paneles, perfectamente alternados, donde constan los detalles de salida de cada vuelo, así como los números de mostradores a los que deben ir a facturar según sea el destino (¡NO TIENE PÉRDIDA!).

Creo yo, que ante tanta información, no es tan difícil tarea la de acudir a facturar al mostrador adecuado, ¿no?

PUES ASÍ Y TODO, siempre existe algún pasajero que, yendo a Granada (por ejemplo), se pone a hacer cola en el mostrador del vuelo a Sevilla (que no es lo mismo, ni siquiera se parecen los nombres entre sí), en cuya pantalla pone bien clarito y en letras enormes aquello de "SEVILLA, VUELO 2496". Para colmo de males, no se puede decir que, durante ese amplio espacio de tiempo en que ha estado haciendo cola el señorito, no haya tenido tiempo más que suficiente de apercibirse de su error.

Así es como ocurre que, en un momento de gran rapidez; entre los nervios, las prisas por cerrar el vuelo a tiempo, la falta de experiencia del facturante, así como lo pequeños que son los dichosos billetes de TOUROPERADOR y aún más su letra impresa; se termine por facturar en el vuelo de Sevilla, a un pasajero que en realidad iba a Granada (OH, MY GOD), siendo enviadas sus maletas, por supuesto, a Sevilla y olé.

Ustedes se preguntarán: ¿QUÉ ES LO QUE OCURRE EN PUERTA DE EMBARQUE?
Pues que al pasajero tonto por fin se le encienden las luces y, ahí sí es capaz de dilucidar cuál es la verdadera puerta de embarque que le conducirá a su Granada querida (milagro).

Tarde o temprano, los compañeros se acaban por dar cuenta de que ese granaíno lleva una tarjeta de embarque equivocada, mientras que, los que están ambarcando el vuelo de Sevilla al mismo tiempo, se están volviendo locos porque LES FALTA UN PASAJERO por puerta (¿será un terrorista?). Pues venga a hacer avisos nominativos por megafonía y que nada, oye.

¿Habrá retraso?
¡Por supuesto que habrá retraso!, ya que el momento en que se destapa todo el error, es el momento en que hay que buscar la dichosa maleta del pasajero bobo, entre las otras 300 maletas (nada menos) del resto del pasaje, para así, poder bajarla del avión que se dirigía a la cuidad de la Giralda y la Torre del Oro y meterla en el de la ciudad de la Alhambra.
¡OZÚ! ME CANSO SÓLO DE ESCRIBIRLO.
Por supuesto, el retraso se acaba achacando a facturación, con lo que ese "departamento" pierde puntos como quien dice.

¡PERO NO SE CREAN! EXISTEN CASOS MUCHÍSIMO MÁS GRAVES.
Hará cosa de 3 semanas atrás, una pasajera filipina se dirigía a sus islas de origen en un vuelo en conexíón. El trayecto era sencillo: MADRID-MUNICH/MUNICH-MANILA.
Pues no sé a qué tipo de mostrador se dirigiría la filipina en cuestión (al de Alicia en el país de las maravillas sería, porque si no, no me explico...), ni en qué estaría pensando el que la facturó en MADRID BARAJAS, pero la buena señora, aterrizó en el aeropuerto de Guacimeta, situado en una de las afortunadas islas Canarias (sí, afortunadas son las islas, pero lo que es ella...).

Todavía me imagino la cara de la señora al aterrizar sobre el singular paisaje que ofrece nuestra isla, pensando tal vez algo así como:
"Pues sí que está raro Munich en esta época del año".

Así y todo, la mujer se bajó del avión, preguntando por la puerta de embarque para Manila, ante el asombro de todo el personal de llegadas.
La cosa concluyó con lágrimas en los ojos de la pasajera y UN REGRESO a Madrid en el mismo avión que la trajo para acá.

Parece ser que la pobre mujer ni siquiera dominaba mucho el español o inglés, por lo que andaba más perdida que un pulpo en un garaje (igual se creyó que se trataba de una novatada, vaya usted a saber.)

*FRASES DE PASAJEROS TONTOS:

- ¿Otra vez el DNI? Si ya lo hemos enseñado al facturar.
- Pues me va a caducar el carnet de tanto enseñarlo.
- ¿Qué climatología hay en Granada?
- ¿Si me deja facturar en primera volaré en primera?
- ¿Iremos en el mismo avión que a la venida?
- ¿El asiento es el mismo que el del vuelo de venida?
- Si no llevo equipaje de mano, ¿por qué me cobra exceso?

Sin duda alguna, cuando terminas de facturar a este tipo de pasajeros, te dan ganas de decirles: "- Sí, ya sabemos como van a llegar a Sevilla, pero, ¿hasta Lepe cómo se lo piensan montar?

Pesos y medidas.

Pesos y medidas.

Cuento y recuento , peso, sopeso , tanteo , taso , evalúo , ajusto y calculo como un avaro sus monedas , cada una de las palabras y los silencios que con un esfuerzo supremo intento que parezcan espontáneos y naturales . Dudo al caminar por vez primera en tinieblas con todo por decir y sin palabras para decirlo , asustada por el ahínco con que luchan por salir exigiendo su tributo de desnudez y desamparo y sin fuerzas ni valor para pagar el precio requerido. Oigo tu voz y todo mi ser se estremece en tal manera que sólo me queda la defensa de entretenerme en el balance , y olvidar que son amor y ternura los valores de cambio. Hablo intentando no decir nada; nada que ate, que atosigue, que comprometa , que obligue , que encadene , que esclavice , que canse , que abrume, que aflija . Nada que me haga arrepentirme de haber hablado. Nada que te haga arrepentirte de haber escuchado .
Y , sin embargo , a solas con tu ausencia cierro los ojos y las palabras escapan disparatadas, desordenadas , imprudentes y sin medida del encierro a que las someto para jugar con tus labios y enredarse en tu lengua . Descaradas y provocadoras te acarician los párpados , recalan sin prisa en los surcos de tu frente, se pierden al jugar en tu pelo dejándolo revuelto, resbalan divertidas por tu pecho y recorren cada pliegue de tus formas ,sin olvidar ninguno; se amoldan a tu cuerpo como una segunda piel dibujando despacio la línea de tu espalda y el contorno de tu cuello , envolviéndote en deseo y provocando tu risa - ay... esa risa - y se derrochan , diluyéndose unas , nadando otras, en el dulce e infinito océano de tus ojos para después volar libres hasta el cielo , redimidas al fin de la pena de callar aquello que sé que nunca diré .

LA ISLA BLANCA

LA ISLA BLANCA

LA ISLA BLANCA

Blanca como la nieve,
te dejas caer en mis brazos.
Como una fuente de agua,
sobre un aljibe de labios.

Y, ya, como vuelo de paloma,
te transformas. Te abres.
Y mientras te recibo te deslindas.
Te desnudas como aire que se afana
en llevarte sobre la catarata del mundo.
En entregarme tus mensajes…
¡Mira mis ojos! Mientras toco tus párpados de hambre.
De cielo entregado. En bocanadas de aire.
Del viento quejándose… ¡Ay como la sangre, ay!
El rojo sobre el rojo. El blanco sobre el blanco.
En ave sobre tu corazón. Tu gesto.
El oxígeno. En las irisaciones en que te conviertes
cuando tus sueños laten en el fuego de tu vientre.
Tus mejillas, donde la sangre brota
sobre el desmayo de tu rostro.
Donde sólo te asiste la luna cuando enfermas de amor.
Cuando yo me acerco y desemboco.
Respirando en ti. En tu curvatura.
En esa isla blanca sobre el océano
que nos dispara. Con ese azul profundo
donde se recogen los barcos. Tu alma.
Mi puerta. Tu espacio. Mi isla blanca.

EL REFUGIO

EL REFUGIO

EL REFUGIO

Me refugié en el ábaco de tus besos.
Uno tras otro… Azules, blancos y rojos.
En el silencio de tus ojos,
como pájaro atrapado entre los juncos de la noche.
En tus párpados. Cerca de tus sueños
de vientos y corazones. Encarnecido
en tus senos. En tu victoria.
En esa flor que cierras y abres
con la llave del universo. De tu pecho
que cuando explota
eriza las copas de los vendavales.
Tras las ramas del cielo.
Como cuando con sus torres te señalan
y sobre tu blanca montaña se abren !
Y, yo, en arco me disparo y avanzo
en la noche del árbol.
Antes de que el viento del sur
labre tus labios. Verdes sobre el horizonte
verde de la verdad a la que perteneces.Estanque,
mientras que tus brazos me acogen y mi soledad desmontas
en mil preguntas de amor. ¿Tú y yo... seremos ilusión?
Y yo respondo, devuelto ya de la desnudez.
Sin el miedo del mañana ni en el ayer del adiós.
En el refugio, ya, que nos pertenece.

* * * * * *

NOCHES DE PLATA Y VIENTO

¿No fue así como nos conocimos
tras aquélla mirada clandestina;
cuando tus ojos clavaron en mis ojos
aquella quebrada sonrisa?

Cuando bajo tu vestido rosa, guardabas
en tu pecho, dos prismas.
Y yo, en ti, abrí la jaula de mis días.

¿Cuánto tiempo habrá pasado?
¿Cuánto tiempo esparcimos en ello?
Ríos de días. Montañas de negro.
Pero en nuestro lecho. Ocultándonos en el amor.
En ese lecho de cantos rodados. De fuego.
De cosmos. De meandros inacabados.
Sellados bajo los árboles de tu lluvia
y el esperma de mis ojos.

Porque te llamo, amando...
Nieve en la nube. Seno en el ángulo de mis sueños.

Porque te llamo, en alto - Horizonte. Altura.
Pecho sin techo. Memoria indeleble. Bóveda
en mi arco. Carne blanca. Esencia. Membrana.
Tálamo de sed. Traviesa de amor –
Y cuando al bosque de la vida regreso,
al otro lado de la espesura,
a tu lado, ya, me atravieso para encadenarme a ti,
tan cerca de tu aliento.

¿Cuántas noches de cielo? ¡Cuántas dentro!
¡Bajo esta noche de plata y viento!

* * * * * * * * *

Claros de Amor

Claros de Amor

CLAROS DE AMOR

La Tormenta. - Ella - Aquí, espero. Sobre mis brazos alados.
Tras el espejo que encierro. Olvidando.
Me envuelvo mientras el silencio me llama.
Oigo disparos llenos de agua y quisiera abrazadme o abrazaros.
¡Buscadme! ¡Pero buscadle!. ¡Mis senos…! ¡Mi alma…!
¿Aguantarán mis besos llenos de agua?
¡La llave! ¡La llave!. ¿No queda hombre ni viento en la tierra?
Abrid, abridme en paisaje, de memoria cercana!
¡Que corra! ¡Que corra mi alma, el agua; que me pongan sobre tu piel extendida.
Sobre la tierra. ¡Llevadme!

El Rayo. - El - Aquí, residuo. Inequívoco. Desconocido.
Al otro lado del espejo. Recibo un brazo.
Ahora un pecho de ti, mi tormenta. La que me buscaba y no encuentro.
Pasión. La luz que se adivina. Reflejo. ¿Seré un sueño, o un renacimiento?
¿El aroma? ¿La forma? ¡ La fórmula!
¡La llave! ¡La llave que encierro!
Espera mujer, mi sombra sobre la tierra, a que corra mi pecho. ¡Que corra!

El Amor. - Sobre los dos - Aquí. En medio. Tránsito de la sangre.
Del camino que espera en pisada. Ecuador. Regreso.
Corazón aparte. Corazón que reparte el universo. Puente inmerso.
Verso. Aire verde sobre el viejo apartado del mundo.
Sobre Ella. Sobre Él. Sobre su aguacero de estrellas.
¡La llave! ¡La llave! ¿Yo la tengo?

El Claro.- En la hiel, descanso.
Entre la miel de los pechos me ocultan.
Piel sobrante. Hombre o mujer vencidos por el rayo.
Succionados por la tormenta mientras se aleja.
Mientras la noche inmersa cae en aguacero.
En besos de corazones. En nudos de corazones que el viento desata
en una y otra vez. En la hebra de un sueño.
Mientras que por el hueso del amor entro en el fuego.
O en forma de recuerdo. Pero no...Abrid!. Abridme a la caída de la carne...!
Dejad que la Tormenta inunde al Rayo. Que el Rayo fecunde a la Tormenta
en su sueños de senos. Dejadlos. Dejad que duerman en el Amor...
Una vez más. Solos ahora, en este claro azul, sobre la gaviota del mundo.
Y en silencio, se desnudaron los dos
en el claro que ocupan.
A un paso, ya, de la ausencia...

Fortuna

Fortuna

La densa niebla se retiraba de la colina, una verde colina cuyas lindes se
encontraban repletas de frondosa vegetación.
Sus aproximadamente trescientos hombres esperaban nerviosos, los
dieciséis caballos pateaban ansiosos al igual que el medio centenar de
canes de guerra. Cerca, en la retaguardia aguardaban varios millares de
aliados totonacas, armados con arcos, cerbatanas y con ``maquáhuitl´´, una
especie de espada de madera con filos de obsidiana negra como la noche.
De repente unos extraños tambores comenzaron a redoblar con bastante fuerza,
de la linde del bosque comenzó a surgir el ejército enemigo, una veintena de
millares de guerreros textaltecas, armados como los totonacas pero muy
superiores estratégicamente, el general textalteca seguía la costumbre de su
pueblo de avanzar hacia delante sin pensar en los flancos enemigos ni en las
estrategias conocidas, en cambio, los españoles, ya tenían prevista una
estrategia, mientras los miles de guerreros textalteca hacían retumbar el
suelo a su paso, el general español, desenvainó su estoque, apuntó a una
elevación de la colina y mandó hacia allá a los quince jinetes al galope,
estos se estacionaron allí y esperaron nuevas órdenes, mientras tanto Hernán
Cortés mandó a las dos piezas de artillería fuego a discreción, estas
tronaron rajando el cielo, y cayeron ambos proyectiles en la cerrada
formación indígena causando numerosas bajas y horror. Ya se encontraban
apenas a cien pasos de los españoles cuando comenzaron a correr
enloquecidamente hacia estos, Cortés mandó a los arcabuces la orden de
fuego, una enorme fila de truenos y llamas surgió de las filas españolas
creando una sangría en el frente contrario, inmediatamente después,
soltaron a los perros, estos corrieron furiosamente hacia a los indios,
creando pánico, no conocían a esa especie animal, y creían que eran
inmortales, cuando los canes habían heridos a varias docenas de soldados
estos se percataron de que eran mortales y volvieron a retomar la iniciativa
Cuando apenas quedaban perros, Cortés mandó atacar a los aliados totonacas,
estos guerreros confiados por la supremacía española atacaron sin dudarlo,
pero mientras los dos mil totonacas peleaban contra los textaltecas, los
españoles indiscriminadamente disparaban metralla con las piezas de
artillería sobre la línea de ataque, matando por igual a los diferentes
indígenas, los totonacas no comprendían por qué su aliado los mataba.
Cuando apenas quedaban con vida algunos centenares de totonacas y ya
flaqueaban, Cortés ordenó atacar a los tres centenares de españoles, estos
desenvainaron sus estoques y con gritos de viva España, por Santiago y un
largo etcétera, cargaron con gran ímpetu sobre sus enemigos, a la vez
Hernán mandó el ataque a la caballería, para que cargasen sobre el flanco
derecho enemigo. Los jinetes lanzaron sus monturas al galope mientras estos
desenvainaban sus espadas y se disparaban ladera abajo ensordeciendo a los
soldados con los cascos de las monturas, las cuales sudaban cansadas,
relinchaban con fuerza y con los ojos desencajados por los nervios se
preparaban para cargar. Cuando los caballos llegaron a la línea enemiga, saltaron sobre esta y mientras daban coces a diestro y siniestro sus jinetes
creaban una carnicería con sus armas.
Cortés, tras estar un tiempo quieto a la retaguardia de su ejército, cargó sobre sus enemigos dando gran moral a los suyos.
Tras horas de ardua lucha y tan solo tres españoles heridos levemente y
casi los veinte mil textaltecas muertos, la victoria española estaba
asegurada, los textaltecas se retiraron, su general y su guardia no, sería
una deshonra para él y su familia, moriría en combate, sus diez guardias de
elite perecieron a sus pies dando su vida para salvar la suya, el único
prisionero fue él, Canaútli, Cortés lo pidió vivo, y un soldado español lo
redujo mientras el indio se defendía con gran fuerza, tuvieron que
dispararle a una rodilla, entonces lo ataron y lo llevaron ante Cortes.
Cuando Canaútli se hallaba ante Hernán, junto a él se encontraban Aguilar y
Malintzin, los traductores, estos le hablaron al indígena sobre sus dioses,
Dios, Jesús y una tal Virgen Maria, después tenían un tropel de pequeños dioses llamado santos, a los que los españoles recurrían mucho, Canaútli no podía comprender como decían que eran monoteístas cuando tenían tantos dioses; los españoles le preguntaron si quería ser de su religión y le exigieron que les dijese donde tenían oro, en Textalteca no le concedían ningún valor al oro, ni lo robaban de las arcas y estas siempre se mantenían abiertas, no lo comprendía, los españoles sentían una gran codicia. Comprendió después de que le explicasen para que querían el oro, que por lo visto era para un tal Rey Don Carlos, que llamaban emperador, pero Canaútli no reveló donde tenían sus riquezas, esperando que lo sacrificasen como hacían en su pueblo con los
prisioneros, pero los españoles no llevaban rituales de ese estilo, le explico un indignado Cortés.
Después de un largo interrogatorio, Cortés vio que ya no le valía de nada y
mandó que lo ahorcasen, se llevaron al prisionero a un árbol, le pusieron una soga al cuello y lo elevaron maniatado, Canaútli pateó el aire inútilmente mientras se daba cuenta que los españoles adoraban realmente a la corrupta diosa Fortuna, la corrompedora de almas.

El Sexto Elemento

El Sexto Elemento

EL SEXTO ELEMENTO

AIRE.- Fui yo, sin alma. Ahora
en la rama. Sobre el pájaro,
en sus alas, adormezco mientras el viento
me vence. El silencio rojo es Azul.
El ocaso. El alba. El desierto.
Un pensamiento. Costado.
Inclinado... ¿Habré muerto?

AGUA.- Fui yo, transparencia. Ciudad
sumergida. Niebla en tu alma. Otra gota,
a solas, en la rama donde a la lluvia espera.
Polvo antes que agua sobre la arena
mojada. ¿Vivirá el agua en la ola?

TIERRA.- Fui yo, capa tras capa. Polvo de azmicle.
Hueso tras muerto. Montaña, sin forma, en un grano de sal.
Piel desnuda. En tus pies desnudos. Piedra sobre
piedra. Piedra sin nombre. Piedra sola. Volcán que asoma.

FUEGO.- Fui calor antes que nombre.
Color antes que olor. Dolor en tu piel. Corazón
al que responde. Asesinato. Mandato. ¡Fuego!
Disparo... Ceniza. Volcán solitario.

LA NADA.- Fui pasado. Hoy futuro del mañana.
Porque allí donde nazco he muerto. Y así...
sobre la carne del espacio. El tiempo sobre
el que vuelvo. Al que no puedo ni responder.
¿El olvido, tal vez?

EL AMOR.- ¡Ay, amor! –si no hay-
Porque viniste solo. El último.
Y todos a la vez.
El sexto elemento. Tu primera vez.
Porque el amor empieza
en el amor. A ser dos, en una unidad.
¡Míralos...!
¡Dos labios, en una sola sed!
Cómo viven sin aire, ni agua, ni tierra, ni fuego...!
Aún en la nada. Porque nadie muere en tu ser.
Sólo en tu ausencia.
Porque quien no ha amado, nunca ha estado.
Nunca beberá de tu sed. El Ser. El sexto elemento.

* * * * * * * *

Aún sueño conmigo (fragmento)

Aún sueño conmigo (fragmento)

Podría haber llegado antes, eso siempre lo dicen los pies pero no se esfuerzan por ir más rápido, si que son raudos a la hora de cansarse, que contradicción, tan llenos de uñas y no arañan nada, un recuerdo de haber trepado a los árboles, como un bostezo es recuerdo de que algún día dormiste pero ahora no lo haces. Billetes, uno, dos, un montón encima de otro y luego otro y luego un apretón de manos incluso si con eso te vale para que recuerdes que tu también conmigo soñaste, para que digas vamos a escaparnos y te bajes de las ramas, te limpies la falda y corras hacia dentro, luego hacia fuera y de nuevo te quedas parada pero mucho más cerca de lo que antes estabas, no es fácil, un largo camino lleno de trampas para ratones y todos las piedras del sendero se están riendo, pero vale la pena, créeme, yo fui y ahora estoy tan contento, dicen que estoy loco pero sólo es a ratos, a otros me sereno y soy como un mar haciendo la siesta, me veo y me veo y quiero juntarme en uno solo pero tan sólo respiro, inspiro, espiro, respiro tan sólo. Viene ella y me pregunta por mi vida entera y sólo me sé una, y media a trozos, es un pastel que lleva siete años perdido y se lo han ido comiendo las ratas y todas las velas se apagan soples o no, se acaba le cera, mejor dejamos para otro día el deseo, tú pregunta, yo respondo, y cuando te vayas todo será igual que antes pero hacia atrás, las mismas paredes acolchadas me miraran como si ni siquiera me hubiera ido.

Letras menudas

¿Sabes? Mil veces me dijiste aquello de “No dejes que escriban tu destino por ti…”
Yo te oía mientras pensaba en que yo nunca sería capaz de escribir algo tan complicado como mi propio destino. Tú contraatacabas: Es fácil, sólo tienes que dar el toque de salida, tú misma. Y yo lo intenté, de veras que lo hice, pero no supe cómo hacerlo.

Decías también que en la vida hay dos tipos de personas: Las que sudan la camiseta y aquellas que ven cómo los demás corren.
Evidentemente, ante mis ojos tú eras de los que corrían y corrían, aunque nadie entendiese el por qué de tu vivir deprisa. Yo, no corría, bastante esfuerzo para mí era caminar: Esperaba a que llegases para quitarte la camiseta sudada. Allí, en apenas dos metros cuadrados no éramos tan diferentes ¿recuerdas? Nunca tuvimos que hablar.

No sabré por qué me quedé parada ante mis vacíos, no supe dar un paso. Quizá el dolor impidió uno sólo de ellos y esperó el paso del tiempo. Tiempo que, por otro lado, no arregló mucho los huecos, sólo los hizo más lejanos, pero no por ello menos profundos. Y ahora ya no sé si soy un hueco o un vacío de ti.

Te gustaban las palabras, a mí los silencios. Señora de los silencios, me decías cuando mi mirada se perdía sabe Dios dónde. Y decías también que las palabras no dichas no podían existir, del mismo modo que aquello que no se vive no se puede recordar.

Yo no sé si llevabas razón o si mentías, simplemente te creí. Ahora pienso que todo aquello fue producto de mi imaginación, porque yo sí tengo recuerdos y tú no.

Decías también, que las personas somos en definitiva puras operaciones matemáticas: unas te suman y otras te restan. Se te olvidó definirte a ti: tú eres de los que elevan a la décima potencia para después multiplicar por cero. Así de sencillo, así de fácil, por qué hacerlo tan complicado con el amor y las mayúsculas existiendo letras menudas.

Decías que mi piel era suave y que olía a canela…
Decías, decías